martes, 5 de julio de 2011

Días astronómicos en Granada (4 y 5 de Julio de 2011)

Llevaba largo tiempo esperando esta reunión, un año para ser más exactos, desde que, amablemente, Víctor Costas Boronat, investigador del Instituto de Astrofísica de Granada (C.S.I.C.) me había invitado a subir al observatorio de Sierra Nevada.

Ya se sabe lo que ocurre en estos casos, lo vas dejando, dejando, y un día piensas si aquella persona te recordará.  Marqué su teléfono, y, para  mi asombro, así era, se acordaba de mí perfectamente y de su invitación para subir al observatorio, y del tiempo que llevaba esperándome.

Acordamos día y hora, y le comenté que me acompañaría un compañero del foro.






Jardines del Instituto




Las 5 de la tarde del 4 de Julio, en el Camino Bajo de  Huétor, esquina con Sancho Panza, o lo que es lo mismo, la novísima Glorieta de Astronomía, una tarde veraniega de las que sólo hacen en Granada. Llegamos antes de la hora acordada, Jasp y yo. Él, armado de su estupenda cámara fotográfica, dispuesto a captar cualquier detalle, y yo, de mi sempiterna libreta de notas y bolígrafo, preparada para anotar cualquier dato.





Entrada al instituto





Y fue difícil. Víctor es el pozo de sabiduría más completo que he conocido en mi vida: licenciado en biología, matemáticas, química, y literatura alemana, y cien cosas más. Imposible asimilar todos sus conocimientos en tan poco tiempo, me sentía como una niña de 5 años entablando una conversación con un premio Nobel de Ciencias. Y yo soy de letras!!

Subimos en un todo terreno del Instituto, ellos delante y yo, cómoda, en el asiento de detrás , escuchándoles, perpleja. Juan Antonio era capaz de seguir la conversación y, además, llevaba preparada una artillería de preguntas técnicas. En una cosa coincidíamos los 2: la pura emoción que sentíamos de vernos en ese coche, con ese logo pintado en sus puertas y de subida al observatorio, en una visita muy particular y especial, pues Víctor era nuestro guía en exclusividad. Nunca podremos demostrarle todo nuestro agradecimiento.








Juan Antonio Sánchez (Jasp). Toda la vida haciendo esto….


Subiendo hacia Sierra Nevada nos comenta cómo empezaron los Jesuitas a trabajar astronómicamente en 1965, en esa misma falda de la Sierra.

Nos señala el pico del Trevenque, que separa Monachil de Dílar, haciendo la división territorial de ambas poblaciones, 2080 m y en las faldas de Sierra Nevada.

También nos cuenta la historia de la Ermita de la Virgen de las Nieves, que ya se comienza a ver a lo lejos, y cerca de la cual pasaremos posteriormente. Esta ermita, construida por primera vez en 1718, ha sido posteriormente reconstruida y desplazada en varias ocasiones,  hasta que en 1968 se erige un monumento construido por Sufragio Universal, consistente en un altar hecho con piedras del lugar, con una imagen de la Virgen con el Niño, de 3 metros de altura, obra vaciada en aluminio, del escultor Francisco López Burgos. Esta Virgen, aparecida a un sacerdote y su asistente, perdidos en Sierra Nevada, y que apareció para mostrarles el camino, se considera la patrona de Sierra Nevada.









Virgen de las Nieves




En el albergue universitario esperamos a uno de los colaboradores del instituto.




Albergue




Panorámica desde el albergue



Mientras, nos saludan varios caballos, que, con su propietario, se dirigen a su hogar. Increíble, la normalidad con la que se acercan a nosotros, uno de ellos parece un perrito. Aprovechamos para hacer algunas fotos, tanto de la Sierra, como de los alrededores, y, por supuesto, de los caballos. En concreto, de uno, que parece que le hemos gustado. Yo creo que Juan Antonio ha ligado y todo….







La que suscribe, haciéndose amiga del caballito…




Aquí, el compi, al que el caballito tomó un amor…

El compañero de Víctor baja con un nuevo todoterreno, por si no nos fiábamos del que teníamos. Es más moderno, pero el otro nos sirve igualmente. Así que nos distribuimos en ambos coches.





De subida…

Seguimos subiendo, dejando de lado la Hoya de la Mora, a 2700 m, el lugar más alto de la Sierra al que se puede acceder en coche sin autorización, donde los boinas verdes militares tienen una edificación para entrenarse en sus operaciones especiales.

También queda a un lado el antiguo observatorio, ahora totalmente derruido. Es el  observatorio del Mojón del Trigo, abandonado en 1978, cuando se terminó el nuevo radiotelescopio, construido a base del esfuerzo de gente como Víctor, que allí estuvieron, haciendo de todo.

Una vez llegados arriba, en la explanada de entrada, comienzan las presentaciones. Hay unos chicos franceses, que ya han hecho allí sus prácticas; está Susana, con su “pequeño observatorio”, hecho a medida, y unos chicos de Canal Sur, rodando un reportaje.




Explanada




Panorámica de la misma explanada.





Radiotelescopio visto desde el observatorio


En la explanada tenemos dos telescopios gemelos, que buscan detectar meteoritos en la cara oscura de la luna , un GPS de alta resolución que mide los movimientos tectónicos de las placas entre España y Marruecos, y un 60 cm, automático- robótica, que capta los satélites para llamar al astrónomo que en mejor lugar espacial se encuentre para observarlo. Éste tendrá unos segundos para hacerlo, si no lo hace, habrá perdido su oportunidad.






Telescopios gemelos y GPS de alta resolución


Si en el brazo de nuestra galaxia , hubiera una explosión de rayos gamma, en ese lado estaría extinguida la vida por completo.

Mientras los de Canal Sur realizan su trabajo, observamos la panorámica que desde allí tenemos. A lo lejos, se divisa el laboratorio que se usó hasta 1975, lo que se distingue como una casetilla del pico del veleta y que ahora está en desuso .
Llama nuestra atención un valle donde hay una morrera y que en su momento hubo una laguna. Alguien tuvo la feliz idea de meter una pala en la laguna, la perforaron y destruyeron la capa de impermeabilidad de la pizarra con la que estaba compuesta .
Prueba de su existencia son las cataratas que tenemos a la vista, que se formaron a continuación. La más grande, conocida como la Cola de Caballo, el Pico del Lucero, y la Maroma .







Vistas de la Cola de Caballo


Tenemos en uno de los dos observatorios gemelos un Sprites , estas cámaras intentan captar los movimientos atmósféricos (citados ya por Vitruvio en el s. I a.C.).
Estos movimientos atmosféricos son descargas eléctricas de enorme importancia, pues cuando un rayo descarga sobre una nube, es la única oportunidad de destapar una descarga iónica, de unos varios millones de veces mayor que el propio rayo, y sólo estas cámaras de alta velocidad lo consiguen.
Sólo 1/ 20.000 de segundo tiene  de duración esta descarga, y sólo ese tiempo es el que se dispone para poder observarla, algo prácticamente imposible.






Telescopio de 60 cm automático-remoto de detección de rayos gamma. A la izquierda del mismo, acoplada, se puede observar la cámara Sprites



Susana nos enseña su  Celestron 14” en CGE, con 35 cm de diámetro, con cámara, pero que ha llegado a captar magnitudes mínimas, como ella misma nos indica con toda la humildad del mundo. Es fantástico el trabajo que han hecho ella y su marido.






Entrando en su cúpula


 A su celestron motorizado le han construido una cubierta/cúpula, en la que ella, cómodamente, puede observar y fotografiar, pues dentro tiene, además de su ordenador, todo lo necesario para ello.






El celestron de Susana


 Sería genial tener algo así en la terraza de casa, con ese cielo, claro!!!

Nos adentramos en el interior del edificio propiamente dicho.






Juan Antonio, mostrando el edificio, cual modelo en un stand…







Placa de entrada, con datos técnicos




 Lo primero que encontramos es un salón adjunto a la cocina, donde se encuentran nuevos becarios, venidos de Sudamérica, para esta temporada, matando un poco el tiempo, mientras llega la hora de montar. Desde la ventana de la cocina, el amigo Amenófis espera su ración de fiambre. La mascota del observatorio, parece casi amaestrado, pero no, sigue siendo un zorro de Sierra Nevada, como corresponde a tal raza.







Amenófis



Continuamos visitando las instalaciones, tales como el almacén de los alimentos, el garaje para las motos de nieve, listas para cuando el invierno haga inaccesible en coche el observatorio, el motor de repuesto, para cuando falte la luz…


Y, por fin, las oficinas, desde donde se controlan los grandes telescopios. Es curioso, Víctor, con su iphone, es capaz de dirigir estos grandes ordenadores, cosas de las nuevas tecnologías….





Esto se puede controlar desde el iphone de Víctor


 Nos hacemos fotos, sintiéndonos como directores de la Nasa allí sentados.





La directora general…







El director general…





Por supuesto, yo más, jejejej




Y, ahora, sí, llega el gran momento, el momento de visitar a los verdaderos protagonistas de la tarde, los 2 descomunales telescopios. Un microprocesador (en el que el instituto de Granada es pionero) controla éstos.

El más “pequeño”, con 90 cm de apertura , y con 27 toneladas, 17 de ellas son móviles, pero con un sistema de flotación en aceite que consiguen, de esta manera, deslizar el rotor, sin apenas roces, y sin esfuerzo (sin mucho esfuerzo, claro).










Muy peculiar la forma de colimación, para los que luego se quejan de las colimaciones manuales, eso sí es un DEC y un AR (son casi más largos que yo) .







Y en una sala, cerquita, el gran, gran telescopio, metro y medio de diámetro, 18 pesas para contrapesar diametralmente y 18 para las perimetrales.

Con 4 ventosas de aceite, tenemos 1800 kg de espejo y 1500 de célula, 3300 kg sólo con dos partes, para aluminizar tiene que hacerse en Calar Alto, fácil de mover, no? Nos imaginamos lo que tiene que ser su traslado a Almería, mover ese monstruo por la parte deslizante del techo. Con lo fácil que es mover mi Dobson. Creo que Jasp ya no se quejará del montaje de toda su cacharrería para la astrofoto.













Subimos las escaleras para situarnos en la parte de arriba, toqueteamos, remiramos y, finalmente, lo que llega es el momento de marchar. Parece increíble lo rápido que ha pasado la tarde, pues son casi las 9. Nos despedimos de los “habitantes del observatorio” y rumbo a Granada.

Y aquí no acaba el día… En la bajada en el 4x4, recibo la llamada de Franjua, deseoso de salir esa noche para fotografiar con su Vixen, es el día de su AAPOD!, hay que celebrarlo!, y qué le vamos a decir…. Pues que sí!!!

Quedamos tarde, sin cenar, sin preparar nada, pero allí estamos, en el Parque de las Ciencias, a la hora acordada. Salimos hacia  el puerto de Blancares, haciendo una pequeña parada de avituallamiento. No tenemos prisa, estamos contentos, contando lo mucho que habíamos aprendido esa tarde y que tan difícil iba a ser transcribir.

Franjua montó su Vixen, su flamante montura, acopló la cámara para hacer fotos y nosotros montamos mi Dobson, y aprovechamos para cenar. Me resulta curioso, parece la vida al revés. Franjua haciendo foto y Jasp haciendo visual!!! Mi cerebro no asimila la imagen.







Franjua junto al Vixen y Jasp no sabiendo qué hacer… jejejej

No paramos de reírnos en una guerra dialéctica entre visualistas y afotistas. Franjua se mete con jasp y su poca costumbre de observar por un teles y Jasp responde bromeando acerca del aapod conseguido. A la primera!! Un visualista consiguiendo un Aapod a la primera, hubo jamón de por medio, seguro 

Entre risas y risas, Franjua nos localiza en mi Dobson (aparte de conseguir arreglar el portaoculares) los patos salvajes, M51, Andrómeda,…. Jasp ríe con lo que vemos: esto es todo lo que se puede ver? Pero, joooooooo, es mi Dobson, pequeñajo, con mis mediocres oculares, no es lo mismo!!!  Franjua fotografía la dummbell, M51, Andrómeda, algunas quedan genial!!! Y como muestra, un botón.







Andrómeda de Franjua. Dicho sea de paso, es mi primer procesado (siguiendo las pautas de Maritxu, claro)


Yo me río, los observo, estoy haciendo astronomía social, está claro, porque no me apetece esforzarme en buscar, el día ha sido ya completito.

Y bueno, hora de recogida, que alguno trabaja al día siguiente, y otros tenemos visita concertada en el Parque de las Ciencias, con nuestro amigo Víctor (esa ya es otra historia). La bajada, entre risas, recordando las muchas tonterías que hemos dicho esa noche, lo poco que hemos avanzado en visual, pero lo mucho que nos hemos reído. Y deseosos de ver los resultados del “afotador”

Esto es lo que se llaman unas Jornadas Astronómicas en toda regla. Unas jornadas, perfectas y dignas de ser registradas, no sólo en nuestra memoria, sino también en este escrito (que sé me ha salido larguíiiiiiiiiiiiisimo)

P.D. Mis disculpas de antemano a todos aquellos de Ciencias, porque, seguro, seguro, que me he equivocado en algunos datos técnicos.


Quili

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